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Weathooooooonnnnn! Así gritaba Sheldon cuando se enteró de que Wil Weathon había utilizado la argucia de la abuela muerta para ganar una partida de cartas y así entró en la lista negra guardada en disquetes que Sheldon actualizaba con este nuevo nombre. Weathon pasó a ser su archienemigo.

Parece ser que Weathon tiene problemas con sus fans y eso que se trata de una persona que, por otro lado, es muy apreciada. Y es que su papel de Wesley Crusher en Star Trek, odiado por los seguidores de la saga, hizo que la persona, sin comerlo ni beberlo, también acabara odiada.

Las siguientes palabras son declaraciones del propio Weathon:

Últimamente me he dado cuenta de que la gente realmente cruel –como los fans de Usenet- sólo eran en estadística un número insignificante de personas. Y sé, a partir de la gente con la que he intercambiado correo electrónico por internet en mi página web y gente con la que he hablado desde que comencé a asistir a las convenciones de Star Trek en los últimos cinco años, que la verdad es que existen muchas más personas que disfrutaron con toda la serie, incluyendo mi interpretación del personaje [Wesley Crusher]8

De todas sus actuaciones, para mí, la más bonita es cuando, de niño, cuenta  un relato escrito por el personaje que interpreta en “Cuenta conmigo” y que narra la historia de un niño gordo que sufre acoso por los demás niños. Era objeto de burlas e incluso le llamaban culo-grasa y un día decide vengarse apuntándose a un concurso de tartas.

Antes de empezar el concurso se tomó dos huevos crudos y un trago de aceite de ricino y empezó a comer tartas como si no hubiera un mañana. Hasta tal punto engullía tartas que la gente empezó a animarlo pero él lo que deseaba era vengarse y cuando su estómago empezó a sufrir todo ese mejunje de tartas con los huevos y el aceite de ricino, llegó el momento de su venganza. Y es que le entró unas ganas de vomitar enormes y soltó una vomitona horrible sobre todo el público y a la gente le dio tanto asco que empezaron a vomitar todos y se lió una tremenda vomitona generalizada que afectó a todo el pueblo.

Para mí esa es la mejor escena de la película y de hecho, la recuerdo por el cuento ya que el resto de la historia, está bien pero no la hace especial salvo por ese cuento.

Y hoy vamos a hablar de niños y personas maltratados por ser gordos pero antes

Quiero ponerte un  segundo de una canción:

Si conoces a la intérprete de esta canción habrás observado un gran contraste entre su aspecto de Bob Dilan reinventado y esa preciosa voz femenina.  Se llama Laura Pergolizzi pero se hace llamar LP. Me la descubrió una amiga y la verdad es que me encanta esa voz tan increíble.

Te la pongo porque estaba buscando en youtube la canción de Stand by me y la he dejado terminar y después me ha salido LP porque la escucho mucho y observaba a esa preciosa mujer convertida en hombre, la escuchaba cantar e imaginaba todo el sufrimiento que la ha convertido en lo que ahora es. Entonces he pensado que somos esculturas inacabadas y que el tiempo nos da forma con sus cinceles dolorosos convirtiéndonos en bellísimas esculturas como esta hermosa mujer convertida en un hermoso hombre, LP.

Por algún motivo, la vida me ha permitido entender el sufrimiento de las personas con sólo ver aquello en lo que se han convertido. Por eso, una persona que lleva sus kilos de sufrimientos sobre sus caderas me infunde un gran respeto y siempre será así y así debería ser como deberíamos educar a nuestros hijos, entendiendo el bagaje de las personas por las cargas que llevan. No deberíamos permitir que nadie se burle de las personas por su aspecto.

Sin embargo hay niños y adultos que no pueden entender eso. Simplemente miran y se mofan. Y niños que deberían ser felices arrastran consigo años de inseguridad y sufrimiento que les acompaña incluso en la adultez y que les impide avanzar en muchos aspectos. Los niños maltratados en los colegios son adultos acobardados después, que no se dan oportunidades ni en el amor ni en lo profesional porque están convencidos de que alguien se va a reír de ellos en un momento dado.

No sólo los colegios deberían ser radicales en la lucha contra el bulling sino que los padres deberían estar obligados a educar en el respeto y sancionados si su hijo es un acosador y finalmente se demuestra que esa actitud es premiada por los padres.

Los niños obesos son víctimas potenciales de bulling.

Anteayer vi un documental que hablaba de la obesidad infantil y aparecieron tres familias que tenían un niño obeso en casa y trataban de ayudarle para que adelgazara.  Una de las familias tenía una hija que llegó a pesar doscientos kilos y que no llegó a adulta (murió antes) e iban visitando a niños obesos para contarles su historia.

Recuerdo dos escenas tremendas y absolutamente contraproducentes que me hicieron ver mucho más allá de la problemática de los niños obesos. En una de ellas, una niña se pesa en un centro especializado para niños obesos y resulta que había engordado y cuando sale del centro, le pregunta su madre y ella trata de contarle que había engordado pero tenía tanto miedo a las represalias de su madre, que no sabía cómo contárselo. Veía a la niña dar vueltas y vueltas para dosificar la información en medio de un rígido interrogatorio de la madre.

Y en otra ocasión, un padre lleva a su hijo a ver aviones porque al niño le gustaría ser piloto pero está obeso. Y el padre empieza a decirle que para ser piloto tiene que estar en forma. ¿Te imaginas pilotar esas aviones? Estaría chulo ¿verdad?

Aparentemente era una buena idea pero el niño no reacciona y le contesta con monosílabos. A los dos minutos supe por qué, y es que el padre se molestó por las respuestas monosilábicas del niño y empezó a perder la paciencia y le dijo una frase que si has sido niño obeso, habrás oído alguna vez:

“Nunca adelgazarás”

Cuando vi aquel documental, me di cuenta de que estaba muy mal enfocado. Trataban de explicar la problemática de los niños obesos pero yo veía ahí muchos más problemas que los de un niño obeso. Veía a unos padres carentes de herramientas para ayudar a su hijo, desesperados, sí, con mucho afán porque sus hijos estuvieran bien, sí… pero incapaces de estimular a sus hijos para que ellos deseen estar bien.

No voy a criticarlos porque es más fácil ver las cosas desde fuera. Sin embargo, yo veía en aquella familia, la posibilidad de hacer cambios muy favorecedores tanto para los padres como para los hijos. Técnicas que se podrían aplicar fácilmente y que podrían dar mejores resultados.

Por ejemplo, era una gran idea llevar a tu hijo a ver aviones, pero en vez de que las viera desde el suelo y ante la desesperación de que eso no estimulara a su hijo, acabar enfadado y crear esas sentencias tan destructivas, coge a tu hijo y móntalo en una avioneta o en algo mucho mejor, en un ala delta con motor como hizo mi padre conmigo que nunca nadie ha superado aquel regalo ni antes ni después.

Y cuando el niño esté excitado, emocionado porque se ha subido a una avioneta y ha experimentado la maravilla de volar entonces sí, dile que para ser piloto hay que estar en forma pero que no se preocupes porque él lo va a ayudar a conseguirlo.

Ayer leí una frase de un jugador de baloncesto muy famoso que decía algo así como que el talento es genial, te hace ganar partidos, pero el trabajo en equipo te hace ganar ligas enteras.

Aquellos padres buscaban resultados. Querían que sus balanzas les dijeran que sus hijos adelgazan pero no tenían intención de hacer equipo con sus hijos, sólo querían ser auditores, correctores, dirigentes pero no compañeros de batalla

Una mujer tenía un cajón con llave donde escondía los dulces para que su hija no se los comiera. Yo veía absurda esa técnica ¿Para qué escondes dulces en un cajón? Nadie, ni los obesos ni los delgados deben comer azúcar. ¿Para qué tener dulces en casa aunque sean escondidos? Tiene muy poco sentido. Era un claro síntoma de que la familia no quería hacer cambios en casa para favorecer a su hijo.

Nunca debe haber dulces en casa y si se toman, se toman en la calle pero nunca deberíamos almacenar dulces. Un niño tiene que conocer no sólo la consecuencia del azúcar sobre su peso sino sobre su salud, sobre tu estado de ánimo… un niño debería saber que si toma azúcar, después querrá más y que por eso se entra en esa terrible espiral en la que el niño, tras estar triste, vuelve al azúcar para sentirse mejor porque el azúcar es una recompensa inmediata para el cerebro que nos lleva a una felicidad efímera y a una tristeza eterna. Funciona exactamente igual que una droga o que la adicción al juego.

Tenemos que darnos cuenta de que la obesidad de los niños no es culpa de los niños y que los adultos somos los grandes responsables pero tampoco nos enseñaron, no nos dijeron que todos esos alimentos baratos y ricos que hemos tenido a nuestro alcance, y que hemos saboreado porque nunca antes los habíamos probado y que compramos en cantidades ingentes y almacenamos en nuestra casa… causarían la enfermedad de nuestros hijos.

Yo veo cambios fáciles y posibles que pueden ayudar a esas familias, es que las veo muy claras. Y he decidido hacer un pequeño curso recogiendo todas estas ideas que pretendo publicar la semana que viene…. Bueno, el año que viene, mejor dicho.

Una vez tuve un novio que cuando salía con él, preparaba una ensalada de arroz y nos íbamos al campo. Pasábamos todo el día en bosques de los alrededores y me encantaban esas salidas. Las disfrutaba enormemente. Y esa manía de ir al bosque la había heredado de su padre quien todos los fines de semana se llevaba a sus hijos a caminar por el campo.

Y es que perpetuamos las costumbres de nuestra familia primigenia. Hacemos lo que siempre hemos hecho en casa toda la vida.

Por eso, exigir resultados a tu hijo sin hacer cambios sustanciales en casa, no sólo no sirve para nada sino que provoca la infelicidad de tu hijo.

Hay un método fácil de aplicar que permite conseguir grandes resultados y es hacer feliz a tu hijo. Hay algo que a los niños les gusta mucho más que comer y es jugar y ahí tienes una herramienta increíble para conseguir que tu hijo adelgace: jugando continuamente , poniendo música y divirtiéndose bailando, inventando carreras, guerras de bolas… en definitiva, haciéndole feliz en vez de perpetuar su tristeza y su baja autoestima exigiéndole escalar una montaña cuando no puede ni subir un escalón.

Yo no sé en otros, pero en este país tenemos la terrible manía de considerar importante resaltar los defectos de los demás. Esta política hace que nuestros hijos no puedan ver aquello que sí hacen bien y apreciarlo y valorarlo. Es una terrible política que se aplica en colegios, en empresas, organismos… la gente tiene la absurda creencia de que resaltando los defectos de la gente, las personas van a hacer cambios para mejorar esos defectos.

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Pero no tenemos que ser buenos en todo, eso es imposible. Ni tenemos que ser bueno en lo que se nos da mal. Lo que tenemos que ser es muy buenos en lo que se nos da bien porque tenemos más probabilidades de ser los mejores en eso. En realidad, la política contraria, la de resaltar las virtudes de nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestros trabajadores y compañeros, haría que quisiéramos superarnos todavía más. Seríamos una sociedad que avanzaría a pasos agigantados. Dejaríamos de entorpecer los grandes pasos de la gente virtuosa. Seríamos un gran país.

Te contaré una historia muy interesante que es real.

Un día, unos amigos tuvieron una gran idea. Querían crear un pequeño submarino para limpiar barcos. Uno de los amigos era abocado, otro tenía una empresa para crear piezas metálicas y otro era informático. Enseguida, se unieron al proyecto otros empresarios valiosos. Unos buzos que tenían conocimientos de inmersión, una empresa fabricante de plásticos… en fin, una serie de profesionales capaces de montar un submarino.

El abogado consiguió los fondos para hacer el submarino. Así que tenían todo para montarlo: el dinero, los profesionales de las distintas áreas y un proyecto por delante muy interesante.

Sin embargo, todo empezó a truncarse. Los buzos encargaron una placa electrónica al informático y cuando éste la hizo, los buzos buscaron una excusa para no pagarle pero se quedaron con la placa para imitarla. Por otra parte, el abocado propuso al informático y al que tenía la empresa de piezas de metal que pelotearan un cheque (pelotear un cheque es crear dinero hoy de un pago que se va  a hacer otro día y se trata de una estrategia ilegal, los bancos lo hacen continuamente pero las personas no pueden hacerlo). El informático empezó a trabajar todos los días para el empresario de las piezas pero éste dejó de pagarle… por otro lado, el empresario de las piezas también tuvo problemas con el abogado porque hizo un par de movimientos ilegales que le afectó.

Poco a poco, el proyecto se fue al garete. Se trataba de un gran proyecto pero lo que lo echó abajo fue la ruindad de algunos de los profesionales.

Si cada uno de los integrantes de aquel proyecto hubieran sido personas honradas y amantes de sus profesiones y sobre todo de su profesionalidad, el proyecto habría salido adelante y habría abierto muchas puertas a todos los integrantes de la hazaña, que, por otro lado, iba a ser épica en el pueblo donde iba a ser construido.

No nos salen las cosas porque no amamos lo que somos y lo que hacemos y porque no hacemos lo que amamos. Y no hacemos lo que amamos ni amamos lo que hacemos porque pensamos que el camino de la felicidad y el de la estabilidad económica son caminos diferentes y opuestos y nada más lejos de la realidad. Por eso no conseguimos que nuestros hijos triunfen en los objetivos fijados, incluidos en de tratar de adelgazar, porque queremos que lo hagan mediante el esfuerzo y el sufrimiento en vez de hacerlo mediante el placer, la autoestima, la diversión y el amor…. Herramientas, por otro lado, que funcionan solas.

Una vez escuché que si inventaran una máquina que proporcionara un orgasmo a una rata al pulsar una palanca, ésta pulsaría la palanca hasta morirse. Y es que nos gusta ser felices, perseguimos la felicidad… si no enseñas a tu hijo a pensar que la felicidad también está en el camino de la búsqueda de un mejor peso… ¿Cómo quieres que adelgace?

Hay que activar los motores de la felicidad. La felicidad no está al final del esfuerzo y el sufrimiento. La felicidad puede estar aquí, ahora, hoy, en este momento, en este segundo, justo ahora que escuchas estas palabras.

Sé feliz hoy y haz tus hijos felices hoy. Deja de insultarlos, de exigirles de decirles que no esperas nada de ellos, que no conseguirán algo y haz cambios en ti, en tu casa y en tu familia para que tus hijos consigan adelgazar o lo que quieras que hagan, desde un presente feliz y mediante el motor del amor.

No hay frenos para alguien que ama lo que hace. Así que haz que tu hijo ame cuidarse.

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